Algunos cuentos futboleros

Acaba la temporada balompédica y, para aguantar el mono hasta después del verano, traigo un manojo de cuentos ad-hoc.Además, quiero que esto sirva de homenaje a Salón Redondico, mi primer blog, en el que hablaba de cultura en torno al fútbol.

Javier Marías. En el tiempo indeciso
 
Javier Marías (Madrid, 1951) es uno de los escritores contemporáneos de mayor prestigio. Su estilo se adapta a la perfección, bajo mi punto de vista, a las reglas del cuento, por lo que os animo a leer cualquiera de sus libros de relatos.

Es un amante confeso del fútbol. Más del de antes que del de ahora que, según él, tiene cada vez menos épica pero, en cualquier caso, nunca ha ocultado su pasión por este deporte (que practicó de niño jugando como extremo), y fruto de ella tenemos En el tiempo indeciso.

Incluido en su libro Cuando fui mortal, este relato nos habla de la cara B del fútbol, de lo efímero de la fama y de los muchos recovecos por los que puede perderse un futbolista. Y también, sobre todo, de esa décima de segundo que separa lo posible de lo seguro. Narra la historia de Szentkuthy, joven jugador húngaro de futuro prometedor que ficha por el Real Madrid. Aquí, mientras celebra cada gol que marca acostándose con una mujer distinta, recibe las cartas de la novia que dejó en su país, cartas que él nunca abre. Tras varias temporadas irregulares y una lesión grave, se le acaba perdiendo la pista hasta que, unos años después, la prensa deportiva vuelve a hablar de él.
 
 Mario Benedetti. El césped

Mario Benedetti, el gran escritor uruguayo, era una apasionado del fútbol. Hincha de Nacional, en los años 40 trabajó como cronista deportivo en un diario montevideano, y más adelante jalonó su obra literaria de varios hitos futboleros en forma de cuentos. Uno de ellos es "El césped".

El Césped cuenta la historia de Benjamín Ferrés, el Benja para la hinchada, joven delantero de un club humilde de la Primera A uruguaya, y Martín Riera, guardameta del club rival. Son grandes amigos desde que jugaban en juveniles. A Martín le vienen observando clubes europeos para un posible fichaje, y se rumorea que en el próximo partido, que enfrantará a su equipo con el del Benja, habrá ojeadores “de modo que cuando te enfrentes al arco pateá con ganas así me luzco”, le dijo a su amigo cuando supo la noticia. Ese sería el último partido para ambos.
 
Miguel Delibes. El campeontato
 
Juan escucha por radio el Uruguay - España del Mundial del 50. Simón filosofa sobre los veinticinco millones de españoles que están pendientes del partido. "Cincuenta millones de horas desperdiciadas. ¿Sabe usted lo que puede hacerse con cincuenta millones de horas de trabajo?". La muchacha rubia y pintarrajeada sólo piensa en su gata.


En apenas cuatro páginas Delibes (Valladolid, 1920) dibuja tres perfiles a base de una pinceladas como sólo él sabe darlas. Y es que, sin duda, se trata de uno de los grandes de las letras hispanas. Si tuviera que elegir, sería incapaz de escoger sólo una obra suya. Entre El hereje, El camino, Aún es de día, Los santos inocentes,... No sabría por cuál decidirme. Este relato se incluye dentro de su libro de cuentos La partida, publicado en 1954, y no es el único escrito en el que Delibes toca el mundo del fútbol.
 
Mario Benedetti. Puntero izquierdo
 
Y acabamos con más Benedetti. En 1959 sale a la luz Montevideanos. Era su segundo volumen de relatos, y el que sienta las bases estilísticas del cuento de Benedetti. Hay quien afirma que es también el título que le supone su consagración literaria, pero esta afirmación no la comparto porque, de ser así, no habría encontrado trabas para publicar un año después La tregua y por el contrario, como él mismo nos dijo en su visita a Cartagena en 1995, esta obra le fue rechazada por varias editoriales antes de ser publicada por fin. Por eso, bajo mi punto de vista, es La tregua la obra que coloca al uruguayo en la cumbre de las letras.

Volviendo a Montevideanos, uno de los relatos que contiene es Puntero izquierdo, que cuenta la historia de un futbolista amateur, goleador de un modesto equipo que está luchando por el ascenso de categoría. Antes del partido final, en el que se iba a decidir todo, acepta un soborno por el que debía hacer lo posible para que su equipo perdiera. Tras el encuentro, acaba en la cama de un hospital.
 
 

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