En Arácnidos y visigodos somos muy de Mario Benedetti, en especial de su labor como cuentista. Este amor por el uruguayo viene de lejos, hasta el punto de que, ya en 1996, tuvimos el privilegio de conocerlo en persona durante el ciclo de conferencias Encuentros en el Mediterráneo. Su participación en el ciclo dio lugar una agradable conversación con sus lectores, durante la cual desveló anécdotas sobre el proceso creativo de algunos de sus cuentos más famosos. Aunque hayan pasado unos cuantos años creo que tienen tanto valor que las comparto aquí con vosotros. Para Benedetti el cuento "es un corte transversal de
la realidad y se sostiene en el detalle. Tiene el valor de un instante en la
vida real, es una rebanada de realidad" y, muchos de los que escribió se basan en eso, en detalles de su vida.
InocenciaCuento escrito en 1951 y publicado por primera vez en Montevideanos (1959).Un muchacho convence a otro para colarse y ver a las
chicas duchándose. Cuando quieren volver, alguien ha cerrado y ya no pueden
salir. En la realidad sí consiguen salir, pero en el cuento no. El muchacho que
fue convencido dijo en la realidad que, cuando vio que estaban encerrados, se
le ocurrió matar a su amigo, y esto es lo que sucede en el cuento.
Esa boca
Un niño, miembro de la familia de Benedetti, va al
circo. Es muy sensible, y cuando ve que el payaso tiene la boca triste se
siente mal. Esta anécdota la sirvió para escribir la historia de un chico que quiere ir al circo para ver a los payasos, de tanto que ha escuchado hablar de ellos pero, cuando por fin convence a sus padres para que lo lleven, se lleva la gran decepción de descubrir que son hombres con la casa pintada. Escrito en 1955 y publicado en Montevideanos (1959).
Familia
Iriarte
Experiencia personal del autor cuando trabajaba en
una secretaría. Su jefe era un mujeriego y sus amantes le llamaban a la
oficina. Para disimular, se autodenominaban “familias”. La voz de la que decía ser la familia
Iriarte había enamorado a todos en la oficina, hasta que un día la vieron en
una cabina y descubrieron que no era gran
cosa. Apareció publicado, como los anteriores, en Montevideanos.
Los pocillos
Una vez le regaló su madre unas tazas de café y,
cuando se disponía a abrirlas se produjo un apagón. Esto le hizo sentir como si
fuera ciego y pensó que con esa experiencia tenía que escribir un cuento. Tardó
varios años en llevarlo a cabo y con él se realizó un cortometraje titulado
“Las tazas de café”. El actor chileno que hacía el papel de ciego le preguntó a
Benedetti si en realidad el ciego veía o no cuando dice la última frase, a lo
que el autor le respondió “no lo sé”. Finalmente el actor decide ser ciego. También apareció en Montevideanos.
Viudos de
Margaret Sullavan
Basado en una anécdota que le sucedió la única vez que fue a Estados Unidos. Es un cuento sobre el amor platónico, sobre la relación imaginaria que una persona puede llegar a establecer con una estrella del cine. Publicado en Con y sin nostalgia (1977).
Escuchar a
Mozart
Publicado en Con y sin nostalgia, se basó en un ejecutor argentino que escuchaba a este compositor mientras realizaba "su trabajo".
El fin de la
disnea
El autor es asmático. Escribió una historia sobre un
producto capaz de curar el asma, al cual llamó “Curinal”. El cuento fue
publicado en una revista literaria y después de su publicación recibió una
llamada de una señora preguntándole dónde podía comprar el “Curinal”. En México
un médico dijo que, curiosamente, todos los síntomas del asma que se describían
en el cuento eran reales. “¿Cómo no lo van a ser si soy asmático?”. Publicado en La muerte y otras sorpresas (1968).
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