Ojos de mistol

 Alicante, 25 de diciembre de 1954 y, como cada tarde navideña, cargaba su carro el juguetero. Muñecas de cartón, coches de hojalata, piezas talladas en madera de un ajedrez sin tablero, soldaditos de plomo salidos de una trinchera olvidada. No hace demasiado, trasportaba otro tipo de juguetes y otro tipo de soldados, y los niños lo miraban de otra forma al pasar. En cambio, ahora, cada mirada de ilusión era agua jabonosa. Y por eso este 25 de diciembre, como cada tarde navideña desde entonces, cargaba su carro el juguetero. Buscando limpieza para su memoria.

Texto: Pedro Rodríguez.

Seleccionado en el concurso de microrrelatos Terraferma 2016

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