El affaire Arnolfini (Jean Philippe Postel)

El matrimonio Arnolfini, óleo sobre lienzo realizado por Jan Van Eyck en 1434, ha sido objeto de múltiples interpretaciones a lo largo de su historia. Su aparente sencillez nos debe dar la primera pista de que no estamos ante un cuadro tan sencillo porque los pintores neerlandeses de la época gustaban de intercalar detalles simbólicos en lo cotidiano. Son muchos los misterios que envuelven a este pequeño cuadro, comenzando con su propio título, pues en catálogos anteriores a su llegada a la National Gallery se le conocía con otros nombres.

Desde el siglo XIX la hipótesis más aceptada es que representa a los Arnolfini, una familia de ricos comerciantes italianos que recaló en Bélgica en el siglo XV. Así, el hombre podría ser Giovanni Arnolfini, la mujer Giovanna y lo que recrea es el acto del matrimonio de esta pareja. El hombre está descalzo y tiene unos zuecos junto a él, que posiblemente hagan referencia al pasaje del Antiguo Testamento en el que Dios le pide a Moisés que se descalce ya que está en el monte Sinaí y es un lugar sagrado. Con esta analogía Van Eyck nos quiere decir que los protagonistas están en un lugar de gran importancia como es la alcoba marital. El perro es símbolo de fidelidad, y también nos habla del alto estatus de la pareja, pues es un can de raza. El ademán que hace Giovanni con su mano derecha se interpreta como aceptación o como juramento, mientras que con la izquierda ase la de su esposa en gesto de unión o matrimonio.

En cuanto a Giovanna, los especialistas no se ponen de acuerdo sobre si está embarazada, pero la opinión generalizada es que no lo está sino que la forma de recoger sus ropajes sobre el vientre (y que Van Eyck puede haber acentuado para recalcar que lo trascendental en un matrimonio era engendrar descendencia) produce ese efecto. Ambos aparecen lujosamente vestidos, con ropas que, sin duda, jamás utilizarían en la intimidad de su hogar si no estuvieran ante una ocasión especial o nos quisieran dejar claro cuál es su nivel social.

El espejo es la clave de todo. Gracias a él podemos ver la habitación, la espalda de ambos contrayentes y dos personas que están observando la escena y que podrían ser los testigos del enlace. Uno de ellos podría ser el propio pintor por la firma que aparece entre la lámpara y el espejo, que afirma que "Jan Van Eyck estuvo aquí".

Hasta aquí lo que se viene aceptando como cierto. Sin embargo, El affaire Arnolfini, ensayo del médico Jean Philippe Postel, recientemente publicado por Acantilado, propone un punto de vista curioso y totalmente distinto. Es un libro muy breve que se mueve en la fina línea que separa la erudición de la charlatanería, pero sin traspasarla. La interpretación que da es muy osada, pero está muy bien argumentada y documentada.

Postel  recopila las teorías que han pretendido explicar el cuadro a lo largo de los años. Algunas de ellas tienen que ver con una interpretación jocosa. Afirma, por ejemplo, que hace siglos, la gente veía en el cuadro un chiste, ya que Arnolfo era el patrón de los cornudos, y el hombre estaba contrayendo matrimonio con una mujer que tendría un hijo que no era suyo. Esa hipótesis la desecha Postel porque duda que el artista se esforzara tanto sólo para contarnos un chascarrillo. También se ha especulado con la posibilidad de un autorretrato del pintor con su primera esposa, pero ella ya había fallecido cuando Van Eyck pinta el cuadro.

Otra hipótesis que recoge es la de Margaret Coster, que sugiere que estamos ante un homenaje de Arnolfini a su esposa Constanza, fallecida un año antes. A esta se agarra Postel y, tras una larga investigación, sostiene que el cuadro es una representación de dos mundos: el de los vivos y el de los muertos.

Si nos fijamos, el perro que descansa a los pies del matrimonio no aparece reflejado en el espejo del fondo, como tampoco las manos que se tocan. Por otra parte, vemos que el candelabro sostiene una vela encendida sobre el hombre, pero apagada sobre la mujer. Y que las escenas de la Pasión de Cristo que decoran el espejo circular se dividen entre la vida (en el lado de él) y la muerte (en el de ella). Con todos estos detalles desarrolla su teoría: que Van Eyck está haciendo un homenaje a su primera mujer, muerta en el parto y que se le aparece al pintor cuando éste va a tener un hijo con su segunda esposa. El color lívido de ella y el jubón negro de él consolidarían el carácter sobrenatural del cuadro. Por desgracia, y pese a que es posible que se retratara entre los personajes de alguno de sus cuadros, no conocemos con certeza el aspecto de Jan Van Eyck, y este puede ser la principal contra de esta teoría pero, en cualquier caso, no deja de ser una lectura sugerente, amena y en la que Postel demuestra un gran conocimiento de lo que tiene entre las manos.

Título: El affaire Arnolfini

Autor: Jean Philippe Postel
Editorial: Acantilado
Traducción: Manuel Arranz
Páginas: 168

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