La cartuja de Parma (Stendhal)

"Con los monstruos que nos gobiernan, ¿qué hay en el mundo imposible?"

La duquesa Sanseverina es una de las mujeres más deslumbrantes de la corte de Parma. Sus fiestas son tan celebradas como su belleza y su inteligencia, hasta el punto de que el mismo príncipe está prendido de sus encantos pero, en una sociedad marcada por la infidelidad, la duquesa es una excepción y, para ella, no hay más hombre que su pareja. Ésta es el conde Mosca, ministro del interior de Parma. Se trata de un hombre comedido, honrado y hábil en el manejo de todas las cuestiones relacionadas con su cargo. Y, por supuesto, locamente enamorado de la Sanseverina.

Fabricio del Dongo, sobrino de la duquesa, es un joven idealista e impulsivo. Entre el conde Mosca y la duquesa planifican para él una exitosa carrera en el clero, ya que no parece que dé para mucho más. Los problemas comienzan cuando la tía se enamora de su sobrino, despertando así los celos del conde. 

Los rivales de éste en la corte ven en el comportamiento de Fabricio una gran ocasión para desestabilizar el poder de Mosca y urden un plan que concluye con el joven detenido y encarcelado en la temible torre Farnesio. Lo que debería ser una situación sombría se convierte para Fabricio en una época de gran felicidad pues le sirve para descubrir el amor personificado en Clelia Conti, la hija de su carcelero y cuya ventana puede ver desde la de su celda.

Se va tejiendo así una trama en la que el romance se mezcla con las intrigas políticas y la frivolidad de la corte parmesana de principios del siglo XIX, encorsetada por los convencionalismos sociales y en la que el linaje está por encima de la justicia.

La cartuja de Parma nos ofrece, casi como si fuera un tratado de historia,  un retrato de la sociedad de su tiempo, en la que los aires revolucionarios que llegaban desde Francia ponían en riesgo el absolutismo de las monarquías europeas basadas en los privilegios de la sangre. El príncipe de Parma teme las nuevas ideas liberales que se van expandiendo, y reacciona a ese temor con más despotismo. Lo mismo le sucede a la aristocracia parásita, que de lo único de que podía presumir era de linaje, algo que en una hipotética república tendría poco valor. De ahí las luchas internas que sacuden la Corte y que Stendhal tiene la habilidad de contarnos de forma apasionante, como si de un House of Cards primigenio se tratara.

Tan importantes como las intrigas políticas (y a menudo mezcladas con ellas) son las amorosas. La duquesa Sanseverina siente un amor irracional por su sobrino, y no dudará en aprovechar el ascendiente que tiene sobre los dos hombres más poderosos de la ciudad (el príncipe y el conde Mosca) para intentar protegerlo. También tiene algo de irracional el de Fabricio por Clelia Conti, hasta el punto de poner en riesgo su propia vida sólo para poder verla a través de una ventana. 

Stendhal es uno de los referentes de la novela realista francesa, que tan numerosos y meritorios representantes tuvo en el siglo XIX, y  La cartuja de Parma está considerada como su obra cumbre. La profundidad psicológica de la que dota a sus personajes hace que nos resulte fácil darles vida en nuestra imaginación y empatizar con ellos. Por otro lado, su temática es atemporal. Podrán cambiar las formas, podrá evolucionar el ser humano, pero el amor y el poder serán siempre sus motores fundamentales. Por eso, aunque escrita hace dos siglos, La cartuja se Parma tiene la esencia de un clásico, sí, pero de un clásico moderno.

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