La muerte en Venecia (Thomas Mann)


Gustav von Aschenbach es un veterano y reputado escritor alemán, de vida gris y gustos anodinos que, tras un encuentro con un misterioso personaje, decide tomarse una temporada de vacaciones en Venecia. Allí descubre una ciudad decadente maloliente y gris, pero entre tanta decrepitud se abre paso la desbordante belleza de Tadzio, un adolescente que se hospeda con su familia en su mismo hotel. Su figura va ocupando la mente de Aschenbach hasta acabar convirtiéndose en un leit motiv que revitaliza su creatividad, pero también en una obsesión que le lleva a cometer locuras impropias de alguien como él. Ese rayo de vitalidad que supone Tadzio contrasta con la muerte que poco a poco va invadiendo a una ciudad amenazada por una epidemia de cólera que los venecianos intentan ocultar para no espantar a los turistas. Aschenbach descubre el peligro que se cierne sobre él, pero opta por afrontarlo con tal de poder seguir viendo a su idolatrado Tadzio.

La muerte en Venecia tiene el mérito de no aburrir pese a lo limitado de su acción, su escasez de personajes y a su profunda carga filosófica. Más bien al contrario, Mann consigue que mantengamos la atención en una rutina que rara vez se ve alterada, y también que sigamos con interés las reflexiones estéticas y morales del protagonista. Paulatinamente sentimos que algo malo se cierne, como una nube de oscuridad que va avanzando con su amenaza de destrucción, y eso, además de suponer un contrapunto perfecto para la historia, permite que la tensión narrativa se mantenga en alto. Tiene además, con sus poco más de cien páginas, la extensión perfecta.

Publicada en 1912, La muerte en Venecia es una de las obras cumbre del alemán Thomas Mann (1875-1955). Escrita en su época de juventud, en ella ya se vislumbra dos de las constantes en su creación literaria: la importancia que concede a la psicología de sus personajes y su constante reflexión estética y moral. Para entonces ya había publicado Los Buddenbrook (1901), y más tarde llegaría La montaña mágica (1924). Estas tres obras constituyen la santísima trinidad de un escritor cuya lectura, seamos sinceros, no es fácil, pero sí muy gratificante.

Por supuesto, es imposible hablar de La muerte en Venecia sin mencionar la película que dirigió Luchino Visconti en 1971 con Dirk Bogarde y Björn Andrésen interpretando respectivamente a Aschenbach y Tadzio. En mi opinión no llega a la altura de la novela, prescindiendo de las cavilaciones filosóficas del protagonista (difíciles de traducir al lenguaje cinematográfico) y sustituyéndolas por morralla morboso-romanticoide. Pero, pese a eso, es un trabajo estimable y digno de ser apreciado.

Y me gustaría acabar con La muerte de Tadzio, novela de Luisgé Martín en la que un Tadzio anciano y enfermo regresa a Venecia para morir y, mientras rememora acontecimientos de su vida, sucumbe (al igual que le sucedió a Aschenbach) a la belleza de un joven.



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