De ratones y hombres (John Steinbeck)


 "No se necesitan sesos para ser bueno. A veces me parece que es más bien al contrario. Casi nunca un tipo muy listo es un hombre bueno".

 El estadounidense John Steinbeck (1902-1968) es, sin duda alguna, uno de los grandes de las letras universales del siglo XX. Obras como Al este del Edén, Las uvas de la ira o La perla no son más que la punta del majestuoso iceberg de una carrera literaria marcada por el compromiso social y la protesta ante las injusticias de una sociedad, como la americana de su tiempo, marcada por las diferencias de clases y la explotación de los más desfavorecidos. 

Coetáneo de Hemingway, Faulkner, Fitgerald o Dos Passos, comparte con ellos la visión crítica del sueño americano aunque, en mi opinión, Steinbeck se deprende de la pátina de frivolidad y desfase que envolvía a los otros, lo que le convierte en el exponente más solido del nuevo realismo social. Y en alguien incómodo para sus paisanos, también hay que decirlo, por sus ideas políticas y por su afán por destapar las vergüenzas de una nación. Ganador del Pulitzer en 1940 y del Nobel de Literatura en 1962, Steinbeck sigue tan vigente hoy como en su tiempo, y lo seguirá siendo mientras existan opresores y oprimidos.

George y Lennie son dos amigos que recorren el sur de los Estados Unidos buscándose la vida como jornaleros. George, menudo e inteligente, tiene el sueño de comprar su propio rancho y vivir sin depender de nadie. Pero, para ello, necesita conservar un trabajo el tiempo necesario para poder reunir suficiente dinero, y Lennie se encarga de que esto no sea posible. Forzudo y deficiente mental, éste siempre acaba cometiendo alguna torpeza que les obliga a huir de pueblo en pueblo. Pese a ello, George se siente atado por los lazos de la lealtad al gigantón, y continúan juntos un peregrinaje que les lleva a una plantación de cebada. ¿Conseguirá George hacer realidad por fin su sueño?

Si alguien que no tiene el hábito de leer me preguntara qué libro le recomendaría para iniciarse en el mundo de la lectura sería este. Haciendo un símil futbolístico, podemos decir que De ratones y hombres va cortito y al pie. Sin florituras. Y es que, en apenas cien páginas, Steinbeck nos ofrece un relato crudo, descarnado y directo desde todos los puntos de vista: tanto por lo que narra como por cómo lo hace. La historia es capaz de remover todo un abanico de sentimientos en el lector que van desde la ternura al asco y vuelta a empezar, y culmina con un final majestuoso en su truculencia.

Sí. Sé que no fallaría al recomendar este libro a un lector novel. Y, mucho menos, a uno avezado. Si aún no lo has leído, estés en un grupo u otro, ya estás tardando en hacerlo. Me lo agradecerás y descubrirás a un escritor que debería ser de obligada lectura en una sociedad que aspirara a ser un poquito mejor.

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