Luces de bohemia (Valle Inclán)

 

La obra se abre con esta acotación: "La acción en un Madrid absurdo, brillante y hambriento". Esos tres adjetivos sirven para ambientar la atmósfera y el tono de la misma. 

Luces de Bohemia es el reflejo del Madrid de los años 20, que se nos va revelando a través del peregrinaje de sus protagonistas: el invidente Max Estrella y Latino de Híspalis. De esta ciudad se nos ofrece una panorámica rápida y total a través de sus gentes, sus ambientes, los registros idiomáticos, sus luces y, sobre todo, sus sombras. 

El comienzo de la obra resulta chocante, pues parece más un desenlace que un inicio. Max propone a su mujer un suicidio colectivo. Todo parece indicar el fin del libro, pero surge entonces el misterioso personaje de Latino, que incita a Max a salir de su lúgubre hogar, y aquí se inicia la dramática peregrinación del protagonista hacia el desenlace. En este paseo el autor nos presenta la ciudad de Madrid a través de sus múltiples ambientes y personajes nocturnos de manera que el héroe se va desvaneciendo para dejar paso a la sociedad como protagonista. Además, nos va revelando la degradación progresiva del personaje en una sociedad totalmente desganada. Sirve, en resumen, para que Max entable un diálogo doloroso con la España de la época. 

Resulta de una enorme ironía el título de la obra, que cuenta la historia de un ciego (Max Estrella) que es el único personaje lúcido en ese país de fantoches y personajes vacíos. El protagonista percibe la injusticia de la sociedad, se siente enfermo, engañado y frustrado, y sus gritos de protesta chocan con la mezquindad, la ignorancia y la arrogancia imperantes. Guarda gran paralelismo con el descenso de Dante a los infiernos en la Divina Comedia, pudiendo hablarse de una parodia sutil de esta obra si comparamos los guías de ambos protagonistas: Virgilio y Latino.

Publicada en 1920, es la primera obra que Valle Inclán  subtitula como esperpento, de tal manera que, a partir de entonces, este vocablo denominará un género teatral en el que concurren lo feo, lo absurdo y lo desatinado. Su definición aparece en la escena 12 de la obra, en un diálogo entre los dos protagonistas.

Desde que empieza sus obras más personales, Valle inicia este proceso de creación del esperpento. Desligándose de los autores que pretendían captar la realidad superficial y detalladamente, se lanza a la búsqueda de lo perfecto basándose en lo brutal, lo grotesco y lo terrorífico.

De esta estética inicial efectista y bárbara pasa a lo que Salinas llama “callejón del gato”, cuya esencia es “provocar en los personajes actitudes y escenas de dignidad plástica que, más que a realidades naturales, se refieren a creaciones artísticas conocidas o posibles” (A. Alonso). En el esperpento las personas, los gestos, las escenas, parecen emparentados con las extrañas criaturas de El Greco, Goya o El Bosco

De esta manera se llega a 1920, fecha en la que se publica Luces de Bohemia, que es la primera obra que Valle titula como esperpento, de modo que, a partir de entonces, este vocablo denominará un género teatral en el que concurren lo feo, lo absurdo y lo desatinado. 

Técnicamente es un género ambiguo, ya que nos enseña el mundo y los hombres sistemáticamente deformados, alterando los esquemas y figuras clásicas, pero todo ello sometido a una matemática perfecta en la que destaca el dominio y la belleza de la forma frente a la caricatura y subnormalidad del mundo y sus seres. Poco a poco el concepto de esperpento desbordó el concepto de un nuevo género y se convirtió en una visión de la realidad humana. Se manifiesta claramente el principal problema del 98: la decadencia española. Valle considera la cultura española como una caricatura de la europea. 

Por todo esto (y como resumen), el esperpento es un modo literario de sentir lo español de una manera desesperada, y sus personajes son héroes grotescos que surgen del dolor por España. Ese espejo deformante no sirve sólo para hacer reír, sino también para desenmascarar a los inmorales y dar así un escarmiento a quienes nos engañan. Es un proceso de estilización que se basa en lo artificial (el arte).

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