Lennon, Beatles e inteligencia artifical


Uno de los hitos musicales de este año ha sido la publicación de Now and then, la última canción de The Beatles, que llevaba más de cuarenta años durmiendo el sueño de los justos amortajada en una cinta de casette. 

Desde el primer momento la polémica salpicó este lanzamiento por la utilización de la inteligencia artificial en su confección. Aunque, según el comunicado oficial, esta tecnología se empleó sólo "para preservar la claridad y la integridad de la interpretación original, separándola del piano", la alargada sombra de la duda planea sobre una canción que, de acuerdo, es buena, está magistralmente producida y viene acompañada de un vídeo muy evocador, pero que desprende un tufillo a Frankenstein que no acaba de convencerme. Por no hablar de la peligrosa puerta que abre. 

La receta con la que se ha guisado Now and then está compuesta, según sus cocineros, por la voz original de Lennon, el bajo y el piano de Paul McCartney, la batería de Ringo Starr, una guitarra recuperada de George Harrison aderezada por McCartney siguiendo el estilo de Harrison, un arreglo de cuerdas realizado por el hijo de George Martin (productor del grupo y considerado, con permiso de George Best, el quinto Beatle) y unos coros. ¿Colorantes y edulcorantes en forma de inteligencia artificial? Los imprescindibles, dicen. 

Pero, dejando al margen esta polémica, hay otra de la que apenas se habla pero que a mí, que soy así de raruno, me corroe. La banda de Liverpool se separó en 1970. No sabemos el porcentaje de culpa que tuvo la denostada Yoko Ono en esa ruptura, pero lo que sí se sabe (entre otras cosas porque Paul McCartney lo ha comentado en alguna ocasión) es que Lennon quería explorar nuevos caminos musicales, y en esa aventura le sobraban sus compañeros. Bien. Now and then fue compuesta a finales de los setenta. Entonces, ¿por qué presentarla como una canción de The Beatles cuando fue compuesta por John pensando, sin duda, en su carrera musical en solitario? La respuesta es marketinianamente obvia: aun siendo la marca Lennon muy reconocida, lo es muchísimo más la marca Beatles, y el cling cling de la caja, en consonancia, aumenta en decibelios. Pero, ¿le habría gustado esta apropiación musical al bueno de John? Lo dudo. 


 


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