Oda a Platko (Rafael Alberti)

El FC Barcelona y la Real Sociedad disputan la final de Copa de 1928. Son necesarios tres partidos para que los catalanes acaben haciéndose con el triunfo, al terminar en empate los dos previos. El guardameta el Barcelona era Franz Platko, mítico arquero húngaro. En el primero de estos partidos recibió una brutal patada en la cabeza al arrojarse a los pies de un rival para detener su remate. Conmocionado, tuvo que ser retirado del terreno de juego y atendido de la importante brecha, pero pronto volvería al campo para seguir jugando con un vendaje. Rafael Alberti le dedicó este poema:

 ODA A PLATKO

Nadie se olvida, Platko,
no, nadie, nadie, nadie,
oso rubio de Hungría.

Ni el mar,
que frente a ti saltaba sin poder defenderte.
Ni la lluvia. Ni el viento, que era el que más rugía.

Ni el mar, ni el viento, Platko,
rubio Platko de sangre,
guardameta en el polvo,
pararrayos.

No nadie, nadie, nadie.

Camisetas azules y blancas, sobre el aire.
Camisetas reales,
contrarias, contra ti, volando y arrastrándote.
Platko, Platko lejano,
rubio Platko tronchado,
tigre ardiente en la yerba de otro país.
¡ Tú, llave, Platko, tu llave rota,
llave áurea caída ante el pórtico áureo!

No nadie, nadie, nadie,
nadie se olvida, Platko.

Volvió su espalda al cielo.
Camisetas azules y granas flamearon,
apagadas sin viento.

El mar, vueltos los ojos,
se tumbó y nada dijo.
Sangrando en los ojales,
sangrando por ti, Platko,
por ti, sangre de Hungría,
sin tu sangre, tu impulso, tu parada, tu salto
temieron las insignias.

No nadie, Platko, nadie,
nadie se olvida.

Fue la vuelta del mar.
Fueron diez rápidas banderas
incendiadas sin freno.
Fue la vuelta del viento.
La vuelta al corazón de la esperanza.
Fue tu vuelta.

Azul heróico y grana,
mando el aire en las venas.
Alas, alas celestes y blancas,
rotas alas, combatidas, sin plumas,
escalaron la yerba.

Y el aire tuvo piernas,
tronco, brazos, cabeza.

¡ Y todo por ti, Platko,
rubio Platko de Hungría !

Y en tu honor, por tu vuelta,
porque volviste el pulso perdido a la pelea,
en el arco contrario al viento abrió una brecha.

Nadie, nadie se olvida.

El cielo, el mar, la lluvia lo recuerdan.
Las insignias.
Las doradas insignias, flores de los ojales,
cerradas, por ti abiertas.

No nadie, nadie, nadie,
nadie se olvida, Platko.

Ni el final: tu salida,
oso rubio de sangre,
desmayada bandera en hombros por el campo.

¡ Oh, Platko, Platko, Platko
tú, tan lejos de Hungría !

¿ Qué mar hubiera sido capaz de no llorarte ?
Nadie, nadie se olvida,
no, nadie, nadie, nadie. 

Samitier, Platko y Carlos Gardel (Foto: La Vanguardia)

 

Tras jugar en clubes de Hungría y Austria, Platko jugó en el FC Barcelona de 1923 a 1930 y en el Recreativo de Huelva la temporada 1930-1931. 

De Alberti, el más longevo de los autores de la Generación del 27, podemos decir que su activismo político antifascista le hizo pasar 38 años en el exilio, regresando a España en 1977. De su obra mejor no digo nada, pues ella habla por sí sola.

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