El teatro puro de José Sanchis Sinisterra

El dramaturgo José Sanchis Sinisterra nació en Valencia en 1940. En su trayectoria se advierte una voluntad continuada de investigación que se ve refrendada con sus cargos como director del TEU de Valencia, por la creación del Teatro Fronterizo en Barcelona (1977) y por la inauguración de la Sala Beckett (1989). Otro rasgo esencial de su carrera es la continua autocrítica, que le lleva a adoptar una posición contraria a la tendencia espectacular dominante en la política teatral de los 80, rechazando las convenciones y los códigos establecidos, el éxito fácil que se logra mediante la acomodación al gusto del público y el esplendor escénico. El teatro de Sanchis, por contra, se dirige hacia la investigación de los problemas básicos del teatro, de sus límites y fronteras. 

En este sentido afirma que "lo esencial para nosotros no eran las obras en sí ni el puro carácter espectacular que el dinamismo de los montajes podía acentuar, sino la españolidad de la burla como respuesta a unas circunstancias concretas y su variación en consonancia con éstas […]. Se trataba de desnudar la representación de todo lo accesorio y de religar el proceso histórico a su pura expresión dramática. Se hace preciso una revisión de nuestros clásicos a partir de un criterio dialéctico".

José Sanchis Sinisterra (Foto: La Vanguradia)

Los primeros textos de Sanchis aparecen a finales de los 50 y principios de los 60, destacando La risa (1961), Tú, no importa quién (1962) o Midas (1965). Estas obras son el fruto de sus años en Valencia y en ellas se advierte claramente la influencia del realismo social, así como la huella de Brecht. En estas piezas encontramos ya las ideas de lo que el autor denominó “teatro concreto”, por medio del cual se puede revelar la situación real de las clases sociales menos favorecidas, cuya voz no trasciende y cuyos conflictos no encuentran eco en el ámbito social. Se trata de un teatro que intenta despertar la conciencia crítica del espectador, no sólo ante la representación, sino, a través de ésta, ante su propia vida. El teatro debe hacer reflexionar al público sobre la realidad que se le presenta para que se convierta en actor y espectador de lo que ve.

Entre 1967 y 1970 es destinado a Teruel como catedrático de Literatura Española. De este periodo son Un hombre, un día, Algo así como Hamlet Quince en una isla, esta última creada conjuntamente con sus alumnos. En todas ellas teoriza sobre la práctica y la didáctica del teatro con adolescentes y marca una serie de pautas para la creación colectiva. El autor sigue criticando el desfase entre teatro y sociedad española, y lamenta que los dramaturgos no planteen en sus obras los problemas básicos del momento, como el universitario, la fiebre consumista, la mujer en la sociedad o la utilización alienante del erotismo. Aparecen en este periodo referencias a autores que se oponían al régimen: Neruda, Blas de Otero o César Vallejo

En 1971 se traslada a Barcelona para ejercer de profesor en el Instituto de Teatro de esta ciudad, en la que encuentra un clima de libertad y tolerancia, de lucha por la democracia y de resistencia antifranquista más acentuados que en otras ciudades. Algunas obras de esta época son Testigo de paso o Escenas de terror y de miseria en el primer franquismo. Sanchis demuestra una formación intelectual muy amplia, que se completa con inquietudes filosóficas, así como con una extensa experiencia como pedagogo y una práctica escénica como director y creador, todo lo cual le convierte en un hombre de teatro muy completo. Todo esto da origen, en 1977, a la creación del Teatro Fronterizo, que es definido como "un lugar de encuentro, investigación y creación, una zona abierta y franqueable para todos aquellos profesionales del teatro que se planteen su trabajo desde una perspectiva crítica y cuestionadora". Este proyecto, con sus altibajos, tuvo su sede en Barcelona hasta 1997. En 2010 reapareció rebautizado como Nuevo Teatro Fronterizo y con sede en Madrid, hasta que en 2022 echó el cierre definitivamente. 

El compromiso, la coherencia y, por supuesto, la calidad artística y fuerza innovadora que impregna su obra le ha valido a Sanchis Sinisterra  Premio Nacional de Teatro (1990) y Premio Nacional de Literatura Dramática (2003), además del respeto de los compañeros, la crítica y el público hasta nuestros días, en que es uno de los autores contemporáneos más representado.

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