La oreja rota (Hergé)


En el museo etnográfico de la ciudad se produce el robo de un fetiche proveniente de la tribu americana arumbaya. Lo sorprendente es que un día después es devuelto junto con una nota indicando que se había tratado de una apuesta. Sin embargo, Tintín, que estaba cubriendo la noticia, descubre que la talla devuelta no es la original ya que ésta tenía una oreja rota y la que han dejado en su lugar no. Nuestro reportero se encarga entonces de intentar desembrollar tan extraño suceso, pero no es el único que le sigue la pista al fetiche original. De este modo, se enfrentará a una carrera contrarreloj con dos peligrosos delincuentes para ver quién recupera la talla. 
 
Esa carrera les llevará, y a nosotros con ellos, a un país imaginario de América Latina, donde seremos testigos de la revolución que asola a la nación, de los turbios tejemanejes de las multinacionales (en una certera crítica al imperialismo capitalista y al modo de actuar que durante muchos años desarrolló los Estados Unidos en Hispanoamérica) y de cómo siempre hay quien se lucra con las guerras.
 
Con el humor y la agilidad característicos, realiza una lúcida sátira del modelo geopolítico que estaba en boga en la época y una tragicómicamente atinada descripción de la típica república bananera de líderes volátiles y corruptos. Los países en los que trascurre la acción tienen los nombres ficticios de San Teodoro y Nuevo Rico, que serían trasunto de Bolivia y Paraguay respectivamente. Eso lo sabemos porque ambas naciones se enfrentaron en la guerra del Chaco, que por arte de Hergé se convierte aquí en guerra del Chapo, cuyo uno de sus detonantes fue, al igual que en el álbum, la supuesta existencia de un yacimiento petrolífero en la zona y las presiones de la Standard Oil norteamericana.

Publicado semanalmente en 1935 y en forma de álbum en 1937, se trata del sexto de Tintín y en él disfrutaremos de "cameos" de otras estrellas del universo tintinófilo como los detectives Hernández y Fernández o el profesor Tornasol.

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