Cebolla metálica

De pequeño, cuando iba al colegio, en los recreos organizábamos partidos de fútbol todos los niños de la clase. Como los profesores no nos dejaban usar balones para que no nos hiciérmos daño, juntábamos el papel de plata de todos los bocadillos del almuerzo y formábamos un bolón enorme. "¡Acho, este sí que ha salido bueno!" "¡Seguro que este no se rompe!", pero a la segunda patada ya estaba todo espachurrado, soltando capas como una cebolla metálica. Entonces recurríamos a las piedras: una piedra así, grandecica, que a esa no se le caían los trozos. Lo malo era que nadie quería ponerse de portero. Y es que los profesores no nos dejaban usar balones para que no nos hiciéramos daño.

Pedro Rodríguez 


 

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