¡Triste herencia! (Joaquín Sorolla)


"Un día estaba yo trabajando de lleno en uno de mis estudios de la pesca valenciana, cuando descubrí de lejos unos cuantos muchachos desnudos dentro, y a la orilla del mar y vigilándolos la vigorosa figura de un fraile. Parece ser que eran los acogidos del hospital de San Juan de Dios, el más triste desecho de la sociedad: ciegos, locos, tullidos y leprosos. No puedo explicarle a usted cuanto me impresionaron, tanto que no perdí tiempo para obtener un permiso para trabajar sobre el terreno, y allí mismo, al lado de la orilla del agua, hice mi pintura". Así explica Joaquín Sorolla (1863-1923) cómo gestó este lienzo. Era 1899 y el valenciano era ya un artista reconocido. Por esos años era habitual que se interesara en temas de crítica social, pero este sería el último que saldría de sus pinceles porque, según afirmaría años más tarde en una entrevista, sufrió terriblemente al pintarlo. "Tuve que forzarme todo el tiempo. Nunca volveré a pintar un tema como ése", aseguró.  A partir de ese momento se dedicó a pintar la "España blanca", una España luminosa y de apariencia alegre, lo que le valió las críticas de Unamuno o Pío Baroja, que le rerpocharon que dejara de pintar la España real, en contraposición de otros pintores como Zuloaga o Darío de Regoyos, que pintaban la "España negra".

Sorolla quiere titular este lienzo Los hijos del placer porque se tenía la creencia de que si nacieron con una tara fue porque sus padres tuvieron una conducta pecaminosa, pero fue su paisano y amigo Vicente Blasco Ibañez quien le propone el titulo definitivo: ¡Triste herencia!

Con él obtuvo el premio del Grand Prix de la Exposición Universal de París de 1900 y la medalla de honor de la Exposición Nacional de Bellas Artes entre otros galardones que sirvieron para afianzar su prestigio no sólo en España, sino internacionalmente.

¡Triste herencia!
Joaquín Sorolla
1899
Óleo sobre lienzo
Fundación Bancaja (Valencia, España)

Comentarios