Los vanguardismos en la literatura

Todos los movimientos poéticos contemporáneos entroncan de alguna manera con el romanticismo y se forjan a través de la fuerza revolucionaria de los simbolistas franceses como Baudellaire, Mallarmé o Verlaine, hasta llegar al siglo XX. En todos los vanguardismos que suceden entre 1907 y 1924 se da una evasión de la realidad, una desaparición del tema, de toda intención didáctica, y del yo autobiográfico. Se busca un arte cerrado en sí mismo que va a empezar a hablar de los paisajes y de los seres del subconsciente. El poeta quiere conseguir una poesía pura que no comunique experiencia, verdad o emoción, que no signifique, que sólo sea. Y esto lo logra mediante la palabra y una fantasía ilimitada, de modo que la realidad se destruye. La sugestión sonora y asociativa de la lengua importa más que su significado, y los versos suenan más que dicen. Toda esta poesía se caracteriza por un fuerte individualismo y subjetivismo, pues quiere expresar ensueños, abstracciones y estados de ánimo sugeridos. El desprecio a la comunicación de un contenido coherente lleva al misterio y al hermetismo, y los poetas se vanaglorian de no ser comprendidos por todo el público. 

Las obras de este periodo reflejan un espíritu jovial, cómico y hasta humorístico. En alguno de estos movimientos se hace una alabanza de la civilización occidental y de los progresos técnicos y científicos. También se le da mucha importancia al presente y su fugacidad, como consecuencia de la importancia que estaban tomando los medios de comunicación y el concepto de velocidad. La mayoría de estos movimientos tienen un espíritu cosmopolita y defienden la idea de fraternidad entre todos los pueblos del mundo.

Futurismo

Nació en 1909, cuando Marinetti publica el Manifiesto Futurista con los once puntos que deben regir la creación artística. Es un movimiento que pretende romper con el romanticismo. Exalta la civilización mecánica y técnica, elevando a símbolos los adelantos tecnológicos tales como la electricidad o los productos industriales. Los futuristas utilizan un lenguaje muy dinámico en el que prescinden de adjetivos, adverbios y signos de puntuación, y dejan las palabras en libertad. 

 

Canción del automóvil (Marinetti)

 ¡Dios vehemente de una raza de acero,
automóvil ebrio de espacio,
que piafas de angustia, con el freno en los dientes estridentes!
¡Oh formidable monstruo japonés de ojos de fragua,
nutrido de llamas y aceites minerales,
hambriento de horizontes y presas siderales
tu corazón se expande en su taf-taf diabólico
y tus recios pneumáticos se hinchen para las danzas
que bailen por las blancas carreteras del mundo.
Suelto, por fin, tus bridas metálicas.,., ¡Te lanzas
con embriaguez el Infinito liberador!
Al estrépito de¡ aullar de tu voz…
he aquí que el Sol poniente va Imitando
tu andar veloz, acelerando su palpitación
sanguinolento a ras del horizonte…
¡Míralo galopar al fondo de los bosques!…
¡¡Qué importa, hermoso Demonio!
A tu merced me encuentro… ¡Tómame
Sobre la tierra ensordecido a pesar de todos sus ecos,
bajo el cielo que ciega a pesar de sus astros de oro,
camino exasperando mi fiebre y mi deseo,
con el puñal del frío en pleno rostro.
De vez en vez alzo mi cuerpo
para sentir en mi cuello, que tiembla
la presión de los brazos helados
y aterciopelados del viento.
¡Son tus brazos encantadores y lejanos que me atraen!
Este viento es tu aliento devorante,
¡insondable Infinito que me absorbes con gozo…
¡Ah! los negros molinos desmanganillados
parece de pronto
que, sobre sus aspas de tela emballenada
emprenden una loca carrera
como sobre unas piernas desmesurados…
He aquí que las Montañas se aprestan a lanzar
sobre mi fuga capas de frescor soñoliento…
¡Allá! ¡Allá! ¡mirad! ¡en ese recodo siniestro!…
¡Oh Montañas, Rebaño monstruoso, Mammuths
que trotáis pesadamente, arqueando los lomos Inmensos,
ya desfilasteis… ya estáis ahogadas
en la madeja de las brumas!…
Y vagamente escucho
el estruendo rechinante producido en las carreteras
por vuestras Piernas colosales de las botas de siete leguas…
¡Montañas de las frescas capas de cielo!…
¡Bellos ríos que respiráis al claro de luna!…
¡Llanuras tenebrosas Yo os paso el gran galope
de este monstruo enloquecido… Estrellas, Estrellas mías,
¿oís sus pasos, el estrépito de sus ladridos
y el estertor sin fin de sus pulmones de cobre?
¡Acepto con Vosotras la opuesta,… Estrellas mías…
¡Más pronto!… ¡Todavía más pronto
¡Sin una tregua¡ ¡Sin ningún reposo
¡Soltad los frenos!… ¡Qué! ¿no podéis?…
¡Rompedlos!… ¡Pronto!
¡Que el pulso del motor centuplique su impulso!
iHurral ¡no más contacto con nuestra tierra inmunda
¡Por fin me aparto de ella y vuelo serenamente
por la escintilante plenitud
de los Astros que tiemblan en su gran lecho azul.

Cubismo

Partiendo de algunos de esos preceptos futuristas y de la revolución pictórica de Picasso y Braque, un grupo de poetas franceses con Apollinaire a la cabeza inician el cubismo en 1913. Se propone descomponer la realidad para proceder a composiciones libres de conceptos. A ello se añaden especiales disposiciones tipográficas de los versos, formando poemas-dibujos que adoptan la forma de los temas que tratan.

El surtidor (Guillaume Apollinaire)

 Dadaísmo 

Su nombre surgió al azar abriendo un diccionario por una página cualquiera con un cuchillo. Nació en Suiza de la mano de Tristan Tzara en 1916, aunque enseguida fue trasplantado a París. Supuso un grito de rebeldía pura en una Europa asolada por la guerra. Negaba la racionalidad, la lógica, la utilidad del arte e incluso la capacidad comunicativa del lenguaje y, en su lugar, propugna liberar las fantasías de cada individuo.

Para hacer un poema dadaísta (Tristan Tzara)

Coja un periódico.

Coja unas tijeras.

Escoja en el periódico un artículo de la longitud que ha decidido darle a su poema.

Recorte el artículo.

Recorte en seguida con cuidado cada una de las palabras que forman el artículo e introdúzcalas en una bolsa.

Agite con suavidad.

Luego saque cada recorte uno a uno.

Cópielos concienzudamente en el orden en que hayan salido de la bolsa.

El poema parecerá hecho a su semejanza.

Y ya se ha convertido usted un escritor infinitamente original y de una encantadora sensibilidad, aunque el vulgo no le entienda,

Ultraísmo 

El primer manifiesto aparece en la revista Grecia en 1919. Se trata de un movimiento eminentemente hispano que recoge elementos futuristas junto a facetas cubistas y de otras corrientes. Se quiere ir más allá del novecentismo imperante, aspirando a cambiar el uso de la lengua en la poesía.

Manifiesto ultraísta

 Creacionismo 

Muy relacionando con el ultraísmo, aunque menos radical que éste, fue formulado por el poeta chileno Vicente Huidobro en París. Según él, la labor de el poeta no es reproducir la realidad, sino crearla al azar como la naturaleza crea árboles. 

Allá me esperarán (V. Huidobro)

Surrealismo 

El surrealismo representa la revolución más profunda surgida en la literatura y el arte del siglo XX. Nace en Francia de las cenizas del dadaísmo, presidido por André Breton, quien publica el primer Manifiesto del surrealismo en 1924. Al irracionalismo imperante, Breton añade ciertas ideas de Freud y Marx. Pretende ser un movimiento de liberación total del hombre, de los impulsos reprimidos (según Freud) y de las trabas impuestas por la sociedad burguesa (según Marx). Piensan que hay que descubrir una súper-realidad, que se halla amordazada en el fondo del hombre, y liberarla. Ello conduce a la liberación del poder creador mediante un pensamiento libre de toda vigilancia ejercida por la razón. Para ello se utilizan técnicas como la escritura automática, el collage o la transcripción de sueños. En un texto surrealista se entremezclan objetos, conceptos o sentimientos que la razón mantendría separados. Aparecen metáforas insólitas, imágenes oníricas, uniones inesperadas de palabras, ... Naturalmente, ese lenguaje no se dirige a nuestra razón, sino  a nuestro inconsciente. Así, ante un poema surrealista hemos de procurar sentir más que comprender.


 

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