El templete de Nasse House (Agatha Christie)

 

La gran mansión Nasse House, a la orilla del río y rodeada por grandes extensiones de bosque ha pertenecido durante generaciones a la familia de la anciana señora Folliat, pero ésta se ha visto obligada a venderla. Sus nuevos propietarios, sir George Stubbs y su joven, bella y desequilibrada esposa, han permitido a la señora Folliat permanecer en la propiedad arrendándole la antigua casa del guarda. Para celebrar los arreglos en la mansión, los Stubbs organizan una gran fiesta para la que contratan a la novelista Ariadne Oliver con el propósito de que organice un teatrillo en el que hay un crimen y los invitados a la fiesta deben averiguar quién es el asesino. Debería tratarse de un agradable divertimento, pero su intuición pone en alerta a la escritora y avisa a su amigo Hércules Poirot, que se presenta y, efectivamente, es testigo de un asesinato real.

Comienza así una búsqueda del asesino y sus motivos, con un baile de sospechosos que se hace aún más complicado a causa de los huéspedes de un albergue juvenil que existe en las proximidades, empeñados en pulular por Nasse House como Pedro por su casa.

 Publicada en 1956, El templete de Nasse House no es, ni mucho menos, la mejor novela de Agatha Christie, pero no por ello deja de ser entretenida. En ella nos encontraremos con las características habituales de la reina del crimen, aunque quizá algo descafeinadas en la caracterización de los personajes. Eso sí, al menos en lo que a mí respecta, consiguió tenerme en vilo hasta el último momento y no fui capaz de descubrir al asesino por mi cuenta, lo cual o habla muy mal de mí como detective o muy bien del talento de la Christie.

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