La coronación de la Virgen (Diego de Velázquez)

 
Desde 1623, año en el que se instala en la Corte, Velázquez sólo realiza seis obras de carácter religioso, y esta es la última de ellas. La pintó para el oratorio de la reina Isabel de Borbón en el desaparecido Alcázar de Madrid.

Es una obra muy pensada y muy estructurada y, aunque sigue el modelo ya visto en otros autores como El Greco o Durero, crea una escena muy personal en la que Dios Padre y el Hijo forman la figura de un corazón que alberga en su interior a la Virgen que, a su vez, lleva la mano derecha a su propio corazón. Aludía así a una creencia muy popular en la España católica del XVII: el culto al Corazón de María.

La obra trasmite a la vez dinamismo y reposo. La composición triangular es dinámica pero organizada. Los rostros estás tranquilos y los colores generan sensación de unidad.

La coronación de la Virgen
Diego de Velázquez
Óleo sobre lienzo
1635-1636
Museo del Prado (Madrid, España)

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