La Gloria (Tiziano)

 


El Emperador Carlos V le encargó este lienzo a Tiziano justo cuando está pensando en abdicar y retirarse al Monasterio de Yuste. Tiziano tenía entonces 77 años, y el monarca, con el que mantiene una antigua relación de amistad, le encomienda algo muy concreto: quiere, sobre un paisaje que pueda ser claramente identificado como castellano, una representación de los habitantes del Reino de los Cielos (los Patriarcas, los Profetas, la Santísima Trinidad, San Juan Bautista, ...) y que, en medio de todos ellos, esté representado él mismo pero no como Emperador todopoderoso, como el señor del mundo que era entonces, sino como un hombre con las manos juntas en actitud orante, de rodillas y cubierto por un sudario blanco. Es decir, representado como un muerto pidiendo permiso para entrar en la Gloria. Tras él se debían situar su esposa Isabel de Portugal (que ya llevaba unos años muerta), sus hijos Felipe (el futuro Felipe II, envuelto también en un sudario) y Juana y sus hermanas Leonor y María. Los ancianos barbados que aparecen en un nivel más inferior se identifican con el poeta y dramaturgo Pietro Aretino (a la derecha) y el propio Tiziano (a la izquierda).

El artista concluye su obra en 1554, y Carlos V pasa sus últimos tres años de vida en Yuste meditando todos los días delante de esta composición como preparándose para morir, viéndose a sí mismo en el Más Allá.

La Gloria
Tiziano
Óleo sobre lienzo
1551-1554
Museo del Prado (Madrid, España)

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