El 3 de febrero de 1959 la prensa informaba de un fatídico accidente de avioneta en el que perdían la vida, además del piloto, tres jóvenes que estaban revolucionando el mundo de la música popular: Ritchie Valens (17 años), Buddy Holly (22 años) y J.P. Richardson, conocido como The Big Bopper (28 años). Con ellos estaba cambiando el concepto de la música, convirtiendo el rock, que en un principio nace como una cosa marginal, de negros, en el nuevo lenguaje de la juventud.
Pero no es esta la historia que quiero contar, sino la de un chico de apenas 13 años en aquel momento, gran aficionado a la música y que trabajaba como repartidor de periódicos. Este chico, al ver la portada de los ejemplares que estaba repartiendo ese día, quedó conmocionado por la triste noticia. Se llamaba Don McClean y tanto le marcó ese suceso que, doce años después, compondría American Pie, una canción que es historia del rock. Resulta curioso cómo en España, con nuestro bajo nivel de comprensión del inglés y gracias a la versión pachanguera y de vergüenza ajena que perpetró hace unos años Madonna, tenemos la idea de que se trata de una canción alegre, pero nada de eso. Es una especie de elegía en clave de rock y en la que, sin nombrar a nadie, rinde homenaje a esos tres artistas que fallecieron cuando aún estaba por llegar lo mejor de sus carreras. En una estrofa, por ejemplo, dice:
Y los tres hombres que más admiro,
el padre, el hijo y el espíritu santo,
tomaron el último tren hacia la costa
el día que la música murió.
Y así es como pasó a la historia ese 3 de febrero de 1959: el día que murió la música.
Como curiosidad, en una entrevista preguntaron a Don McLean qué significaba American Pie, y éste respondió que significaba que no tendría que volver a trabajar en su vida. Lo cierto es que American Pie se traduciría como "Marca España", es una expresión hecha que alude a cualquier cosa que tiene toda la esencia americana.
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