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Imagen: focus.cat |
Cuatro desconocidos quedan aislados en un pequeño albergue de las afueras de Londres junto con la joven pareja que lo regenta. Se preparan para la cena cuando toca a la puerta un peculiar italiano que, según dice, ha tenido una avería en su coche y necesita una habitación para pasar la noche. Para acabar de completar la intriga, justo antes de que se queden sin línea telefónica, reciben una llamada de la policía alertándoles de que puede haber un asesino por la zona, y un agente desafía el temporal para ir a protegerles.
Como punto de partida admitiré que llegué a La ratonera virgen, sin haber leído el libro de Agatha Christie ni haber visto con anterioridad ninguna de sus versiones cinematográficas, teatrales o televisivas, así que no tengo con qué comparar este montaje que del mismo hace Ignasi Vidal ni sé en cuánto difiere de la historia original. Por eso mi opinión sé ciñe únicamente a lo presenciado en el teatro Principal de Alicante y, siendo sincero, ésta no puede ser muy positiva.
No porque tenga nada que reprochar a los actores, que defienden con dignidad sus papeles, sino porque la trama me pareció errática en su ritmo, insulsa en su desarrollo dramático y desmedida en su carga cómica. En su justa medida puede estar bien, pero siempre me ha parecido que el exceso de humor está fuera de lugar en una historia de intriga ya que le resta tensión a la narración, y esto sucede en La ratonera sobre todo con el personaje del huésped italiano. Por otro lado, el desenlace de la obra llega demasiado atropelladamente, como cuando engulles en diez minutos, deprisa y corriendo, lo que te has pasas dos horas cocinando. No sé si es así como lo ideo la autora o si es fruto de un torpe trabajo de poda por parte de Vidal y cualquiera de las dos opciones es decepcionante, porque lo que uno espera de Agatha Christie es una historia redonda, con un desenlace creíble y bien hilvanado. Sí es cierto, y esto lo pongo en la parte positiva, que la intriga se mantiene hasta el último momento, pero la forma en la que ésta se desvela es de trazo grueso y le arrebata al espectador la posibilidad de jugar a ser detective. "Me ha interesado una propuesta ágil, que al espectador no se le dé el tiempo suficiente para pensar con claridad, para mantenerlo siempre confuso, que es justo lo que les sucede a los personajes de ‘La Ratonera’", refiere el propio Ignasi Vidal en una entrevista de Bel Carrasco para la revista Makma, y eso que él, con buena intención, considera un plus, es en mi opinión lo que le hace derrapar.
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