Los investigadores todavía no se han puesto de acuerdo en su función. Incluso se
puede especular con que formara parte de un instrumento musical de gran tamaño. En el Museo del
Prado estuvo durante mucho tiempo expuesta como si fuera un cuadro, pero solo al reubicarla
y ponerla en posición horizontal, los visitantes pudieron apreciar la brillantez del Bosco a la hora
de retratar las debilidades del alma humana.
Los pecados capitales
En el centro vemos un círculo, el más grande de todos, que parece una especie de ojo que todo lo ve. En su interior aparece Cristo como Varón de Dolores saliendo de una tumba. Es una especie de recordatorio del sacrificio de Cristo en la Cruz para salvarnos de nuestros pecados. Rodeándolo, y como si fuera la pupila de un ojo, El Bosco pintó unos rayos de luz dorados.
La parte exterior del círculo la divide en siete partes irregulares que representan los Siete Pecados Capitales. En el lugar más destacado, abajo del todo, se representa la ira, como origen de todos los demás. La forma de mostrar este pecado es por medio de una riña a la puerta de una taberna, en donde el alcohol ha tenido mucho que ver.
Siguiendo un orden contrario a las agujas del reloj pasamos a la soberbia, mostrado en un espacio cerrado protagonizado por una mujer que nos da la espalda para acicalarse en un espejo sujetado por un demonio.
La lujuria se muestra con dos parejas amartelándose bajo el cobijo de una tienda, con el juego y la burla de un expresivo bufón.
La pereza se representa como un hombre que duerme plácidamente al calor de una chimenea, en lugar de dedicarse a la oración a la que parece incitarle la mujer de pie con un libro y un rosario en la mano.
En la gula la comida tiene el peso de la representación, pero también destaca algún elemento un poco más particular. En un nicho en la zona superior izquierda aparece un búho, símbolo de la noche y también del mal, que tiene que ver con el pecado. También en la zona izquierda, pero en este caso en la inferior, se ve claramente el dibujo subyacente de un perro, animal que puso el autor en la primera fase de dibujo aunque después no le pareció bien terminarlo en la fase de color y lo cubrió. El paso del tiempo permite que hoy pueda contemplarse.
La avaricia es un magistrado sentado que cuchichea con un hombre que porta en su mano una bolsa de dinero. Vendría a representar la aceptación del soborno como sublimación de la propia avaricia.
Por último, la envidia se ve reflejada en los personajes que desean el halcón que les enseña un hombre con ricas vestiduras.
Los cuatro círculos
En los cuatro círculos de los extremos se representan cada una de las situaciones que esperan al hombre al final de su vida: Muerte, Juicio Final, Gloria e Infierno.
En la parte superior izquierda aparece la Muerte, que se manifiesta en el momento de la Extremaunción, con una forma representativa acechando tras la cama y el Ángel y el Demonio pugnando por el alma del moribundo.
El Juicio Final, en el ángulo superior derecho, se muestra en virtud de esas almas que salen de las tumbas, con los ángeles tocando trompetas con estandartes que exhiben los símbolos del martirio.
Después del Juicio Final llega la Gloria, en la que San Pedro recibe las almas de los bienaventurados que alcanzan las puertas del Cielo, donde se encuentra el Trono de Dios, encarnado por un sitial en el interior de un edificio gótico. Aparece en el ángulo inferior derecho
El Infierno es quizá la visión más personal de El Bosco, ya que la representa como supone que son las penas que merecen los pecadores con arreglo a cada uno de los pecados cometidos. En torno a la figura de Cristo, en el anillo central, aparece la inscripción en latín: "Cuidado, cuidado. Dios está mirando".
Mesa de los Pecados Capitales
El Bosco
1505-1510
Óleo sobre tabla
Museo del Prado (Madrid, España)
Comentarios
Publicar un comentario