La primavera (Sandro Botticelli)

 


El gran maestro del Quattrocento Sandro Botticelli (1445-1510) se inspira para la creación de esta tabla en autores latinos. Así, Horacio había descrito a las Tres Gracias envueltas en velos transparentes y danzando delante de Mercurio, y Lucrecio narra la llegada de la Primavera precedida por Flora (la diosa de las flores) y empujada por Céfiro (el viento del oeste).

El cuadro nos cuenta una historia que se lee de derecha a izquierda. Céfiro persigue a la ninfa Cloris, que se transforma en Flora. Sobre Venus se sitúa Cupido, que dirige su flecha a Castitas (la central en el grupo de las Tres Gracias) mientras ésta mira a Mercurio, dios del Entendimiento que, mediante la razón, vuelve la mente del hombre hacia lo divino. El significado de todo ello es que, en el circuito del amor, lo que llega a la Tierra como pasión (Céfiro) regresa al Cielo como contemplación (Mercurio).

La figura tranquila de Venus, en el centro de la composición y simbolizando la fecundidad de la naturaleza, se inscribe en un óvalo del que sobresale ligeramente su mano tendida, y su movimiento se prolonga en las armoniosas curvas de las Gracias, súbitamente detenidas por la fuerza de la elegante y masculina figura de Mercurio. Todas estas figuras, de atrayente belleza en cuerpos y rostros, quedan definidas por un mismo trazo envolvente e inmaterial, y se destacan sobre un bosque ameno y un prado florido.

La primavera
Sandro Botticelli
Pintura al temple sobre tabla
1477-1482
Galleria Uffizi (Florencia, Italia)

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