Tintín en el Congo (Hergé)

 

Como ya nos podemos imaginar dado su título, en ese álbum asistimos a las peripecias de Tintín y Milú en el Congo, en donde, además de tener que enfrentarse a los peligros de la fauna y paisanaje autóctonos, tienen que hacerlo al malvado Al Capone, un gánster contratado por los enemigos del joven periodista para que éste no interfiera en sus negocios de explotación de diamantes. Se trata de la segunda aventura del intrépido reportero tras su viaje a la Unión Soviética, comenzando a publicarse en 1930.

El Congo, actual República Democrática del Congo, era por entonces colonia de Bélgica después de un sanguinario pasado en el que fue coto exclusivo por el que desplegó sus excesos el monarca belga Leopoldo II, que ejerció el control de la zona a título personal hasta 1908. En ese año se formalizó la cesión del territorio a la a la nación belga. Y el personaje creado por Hergé fue visto como una excelente oportunidad de intentar vender los beneficios que la ocupación europea tenía en la población local. Así, visto desde nuestra mirada actual, puede resultar repulsivo el tono paternalista que destila el álbum, y eso a pesar de que años después Hergé suavizara algunas de las viñetas más polémicas. Pero, como digo siempre, a la hora de enfrentarse a una obra de arte debemos ser conscientes de su zeitgeist y no caer en el error de juzgarla con los parámetros de nuestro tiempo.

En cualquier caso, es justo reconocer que no es la mejor historia de Tintín, pero sí que es necesaria para comprender la evolución del personaje y del estilo de su autor.

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