Mucho ha tardado en aparecer Michelangelo Merisi en este blog, teniendo en cuenta que es uno de mis pintores favoritos. Para el estreno he optado por La decapitación de San Juan Bautista por lo que tiene de intento de redención del rebelde artista, intento que quedó en eso, porque el carácter fuertecito que tenía el bueno de Merisi no tardó en llevarlo de nuevo al lado oscuro. Y es que con esta obra Caravaggio satisfizo en 1608 el estipendio que se exigía a todos los novicios para el acceso como caballero en la Orden de Malta. Como el artista no tenía dinero, el maestre de la orden, Alois de Wignacourt,le pidió un cuadro para decorar la que entonces era la iglesia de los Caballeros de Malta y que hoy es la Concatedral de San Juan, en La Valeta. El tema elegido se debe a que San Juan Bautista era el patrón de la Orden, y refleja el momento en el que se ejecuta la orden de Herodes de decapitar al Bautista. ¿Y por qué lo mandó decapitar? Pues he desempolvado la Biblia y he aquí lo que nos cuenta San Marcos: "el propio Herodes había mandado apresar a Juan y le había encadenado en la cárcel a causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo; porque se había casado con ella y Juan le decía a Herodes: «No te es lícito tener a la mujer de tu hermano». Herodías le odiaba y quería matarlo, pero no podía: porque Herodes tenía miedo de Juan, ya que se daba cuenta de que era un hombre justo y santo. Y le protegía y al oírlo le entraban muchas dudas; y le escuchaba con gusto. Cuando llegó un día propicio, en el que Herodes por su cumpleaños dio un banquete a sus magnates, a los tribunos y a los principales de Galilea, entró la hija de la propia Herodías, bailó y gustó a Herodes y a los que con él estaban a la mesa. Le dijo el rey a la muchacha: —Pídeme lo que quieras y te lo daré. Y le juró varias veces: —Cualquier cosa que me pidas te daré, aunque sea la mitad de mi reino. Y, saliendo, le dijo a su madre: —¿Qué le pido? —La cabeza de Juan el Bautista —contestó ella. Y al instante, entrando deprisa donde estaba el rey, le pidió: —Quiero que enseguida me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista. El rey se entristeció, pero por el juramento y por los comensales no quiso contrariarla. Y enseguida el rey envió a un verdugo con la orden de traer su cabeza".
Es una de las pocas obras que dejó firmada con su nombre, y lo hizo de una forma muy original: utiliza la sangre que sale del cuello del Bautista para garrapatear con ella en el suelo su rúbrica. Es, además, el lienzo de mayores dimensiones que pintó en su vida: 361 por 520 centímetros. El notable realismo y los contrastes entre las zonas fuertemente iluminadas y las que se mantienen en penumbra son dos de los rasgos característicos no sólo de esta obra, sino del estilo del pintor lombardo.
El verdugo, que tiene todo el aspecto de un labriego, aparece semidesnudo, constituyendo su espalda el principal foco de luz del cuadro. Caravaggio no concibió la escena como lo habían hecho la mayoría de pintores hasta entonces, ya que casi todos interpretaban el tema de una forma más aséptica, con la cabeza del santo ya depositada en su bandeja. Merisi, sin embargo, escoge el momento de máxima violencia, justo cuando el verdugo acaba de degollarlo y el Bautista se desangra tirado en el suelo sin oponer resistencia, al tiempo que una criada acerca la bandeja para recoger el trofeo.
La decapitación de San Juan Bautista
Óleo sobre lienzo
Caravaggio
1608
Concatedral de San Juan (La Valeta, Malta)
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