La batalla de los Arapiles (Benito Pérez Galdós)


 En realidad, La batalla de los Arapiles, novela con la que Benito Pérez Galdós cierra la primera serie de los Episodios Nacionales, es dos libros en uno. Por un lado tenemos una novela al más puro estilo folletinesco con sus aventuras y amoríos y, por otro, ya en su recta final, un preciso relato histórico de guerra. Y ambas partes están unidas por la regia sutura que, con la pluma como aguja y el lenguaje como hilo, sólo está al alcance de unos pocos elegidos. 

La acción trascurre en la provincia de Salamanca, donde las tropas británicas y portuguesas, aliadas de España en su lucha contra Napoleón, se organizan para preparar el asalto a la capital charra. Ésta se encuentra tomada por los franceses que, sabedores de la amenaza que se cierne sobre ellos, preparan concienzudamente la defensa de la ciudad. Aquí es donde entra nuestro protagonista Gabriel Araceli, que se ofrece voluntario a la peligrosa misión de introducirse de extranjis en Salamanca, tomar nota de los preparativos gabachos y salir a informar a sus superiores para que éstos puedan preparar su ataque sabiendo a lo que se enfrentan. 

Pero si Gabriel se presta a una misión tan audaz no es sólo por su patriotismo, sino porque sabe que en la ciudad se encuentra también su amada Inés raptada por su padre, el pérfido afrancesado Luis de Santorcaz. Así que, con este doble propósito, ahí que va nuestro Gabriel, dispuesto a afrontar el peligro de acabar con sus huesos en la guillotina si es descubierto por los franceses y de su corazón destrozado si no consigue rescatar a Inés.

En esta aventura le acompaña miss Fly, una excéntrica señorita británica de alta cuna que viaja por España acompañando a las tropas inglesas y aprendiendo todo lo posible sobre cultura y tradiciones españolas. Esta dama fascina a Gabriel por su peculiar forma de pensar, que tiene algo de quijotesca en cuanto a la adoración que siente por los viejos relatos de hazañas caballerescas, y tiene un papel crucial en el desenlace de la aventura, tanto para bien (porque en algunos momentos salva a nuestro protagonista de la muerte) como para mal (pues en otros momentos es la culpable de que se le calumnie injustamente). 

Todas esas aventuras, que narra Galdós con gran ritmo y la habilidad para mantenernos enganchados, desembocan en la cruenta batalla de los Arapiles, una cruenta escaramuza que tuvo lugar el 22 de julio de 1812, que regó el suelo de esa zona de Salamanca con la sangre de dieciocho mil hombres y que acabó con la victoria de las tropas aliadas británicas, portuguesas y españolas al manos de Arthur Wellesley, duque de Wellington. El autor hace gala, una vez más, del minucioso trabajo de documentación que llevó a cabo, y no escatima en detalles para hacernos revivir en toda su veracidad y su crueldad tan sangriento acto de barbarie humana. El hecho de que la historia esté narrada por Gabriel en primera persona es una dificultad que salva con buena nota haciendo que éste se mueva de un punto a otro de la acción y pueda ofrecernos algo así como los momentos más interesantes del partido, desde la primera línea del campo de batalla hasta el centro de mando.

Después de diez novelas, Galdós cierra la primera serie de los Episodios Nacionales con una nota muy alta, y nos presenta al que será el protagonista de la segunda serie, el liberal Salvador Monsalud, que aquí nos lo presenta como uno de los miembros de la masonería que sigue en sus correrías a Luis de Santorcaz.

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