Mañana no será lo que Dios quiera (Luis García Montero)


"No sé si ustedes conocen al poeta Ángel González".

 A Luis García Montero todos lo conocemos como poeta. Sus más de viente libros de poemas hacen de él uno de los más reconocidos autores vivos de este género. Pero también se ha atrevido con la novela, teniendo en su haber No me cuentes tu vida (2012), Alguien dice tu nombre (2014) y Las palabras rotas (2019). Y, aún antes de estas incursiones en el mundo de la narrativa, en 2009, publicó Mañana no será lo que Dios quiera, un ejercicio de biografía novelada en el que, haciendo gala del profundo conocimiento del (y reconocimiento al) protagonista, nos cuenta los primeros años de vida de Ángel González, poeta asturiano y uno de los máximo exponentes de la Generación del 50.

El resultado es un libro fascinante que, gracias al dinamismo que le otorga el estilo novelístico, no cae en el tedio que a veces provoca la mera enumeración de hechos y datos cuando estamos ante una biografía.

García Montero se sirve de una serie de conversaciones que mantuvo con González en sus últimos años para armar un relato fiel de “ese chico, ese guaje, ese golfillo del que no sabríamos nada si Luis García Montero no le hubiera puesto al amigo, al poeta, en su crespúsculo, una grabadora delante y un par de whiskys para cumplir casi un deber testamentario”, que diría Joaquín Sabina (quizá exagerando un poco, porque no necesitaba la figura de González de este libro, por muy bueno que sea, para reivindicarse).

A Ángel González, nacido en 1925 y fallecido en 2008, le tocó vivir una de las etapas más convulsas de la historia reciente de España, con la dictadura de Primo de Rivera, la II República, la Revolución de Asturias, la Guerra Civil y el franquismo. Todos estos hechos quedan plasmados en el libro a través de las vivencias del poeta y de su familia y amigos, con lo que García Montero mata dos pájaros de un tiro: por un lado nos narra la vida de Ángel González desde su infancia, en la que se va fraguando la personalidad del futuro artista, hasta los años 50 y, por otro, se detiene en los acontecimientos históricos y sociales de la España de la primera mitad del siglo XX. Todo ello con una prosa no exenta de lirismo y ternura, emotividad y dureza, y un ritmo sosegado, pero no lento. 

El título está sacado de las estrofas finales del poema de Ángel González El futuro:
 

Pero nada es aún definitivo.
Mañana he decidido ir adelante,
y avanzaré,
mañana me dispongo a estar contento,
mañana te amaré, mañana
y tarde,
mañana no será lo que Dios quiera.
Mañana gris, o luminosa, o fría,
que unas manos modelan en el viento,
que unos puños dibujan en el aire.

Han dicho de Mañana no será lo que Dios quiera...

Joaquín Sabina: La novela que me gustaría cantar. Una de las mejores canciones de amor que he leído. La historia de España vivida en primera persona.

José Manuel Caballero Bonald: Un relato hermoso y singular, la recuperación emocionante de la memoria de un niño de la guerra que habría de convertirse en uno de los grandes poetas españoles de la posguerra.

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