Exiliados (James Joyce)


Eclipsada por la grandeza de Dublineses o Ulises, Exiliados, la única obra de teatro que publicó James Joyce, es hoy poco conocida. Siendo honestos hay que reconocer que no es lo mejor de su creación literaria, pero esconde bajo su aparente sencillez una complejidad temática y filosófica marca de la casa. La publicó en 1918, cuando ya se hallaba inmerso en la elaboración de su Ulises y, como también solía ser habitual en el irlandés, tiene un importante sustrato autobiográfico que, en este caso, se manifiesta en lo celoso que era con su esposa.

Richard es un escritor que se vio obligado a abandonar Irlanda junto a su pareja Bertha. Unos años después ambos vuelven (junto con el hijo que han tenido durante ese tiempo) y se reencuentran con Robert, antiguo amigo y colega de Richard y que siempre ha estado enamorado de Bertha. Richard es conocedor de esa situación y, lejos de intentar ponerle freno, decide alimentarla con indolencia en un juego que pondrá en riesgo su matrimonio y su amistad. Al mismo tiempo, Beatrice, prima de Robert, se siente atraída por el escritor, cerrando de esta manera un turbio cuarteto amoroso en el que, con sutileza, se intuyen temas como el del lesbianismo, el sadomasoquismo o la bisexualidad. Un tema capital de la obra es el de la libertad; hasta qué punto es libre el ser humano y qué derecho tenemos a imponer límites a la libertad de quienes nos rodean.

Según palabras del propio Joyce, el título de Exiliados viene dado porque "una nación impone una pena a aquellos que se atreven a abandonarla, pagadera al regreso [...]. También porque al final o Robert o Richard deben partir. Tal vez la nueva Irlanda no puede contener a ambos".

Su estreno fue un fracaso, y las críticas se cebaron en su contra. Quizá eso influyera en la decisión de Joyce de abandonar el teatro. Hoy sorprende por su modernidad temática y, a pesar del paso del tiempo, continua siendo una obra vigente sobre todo por lo que tiene de instrumento para la reflexión más allá de su argumento explícito.

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