La catedral (Vicente Blasco Ibáñez)

 
"Todo es para los privilegiados del mundo: los brazos del padre y el sexo de la hija. Y cuando los brazos se debilitan o el cuerpo juvenil pierde sus encantos, se arrojan a un lado y se reemplazan"

La catedral de Toledo lleva siglos siendo un orgullo para la ciudad, pero en sus entrañas palpita otra ciudad cuasi endogámica conformada por los trabajadores responsables de que luzca tan esplendorosa. Ésta se despliega en forma de pequeñas viviendas abiertas en las galerías de un escondido patio y supone, por la miseria en la que se desenvuelven sus habitantes, un cruel contraste con la magnificencia del boato eclesiástico. 

Gabriel Luna nació en esta ciudad y estaba destinado a no salir de ella si no fuera porque abrazara la carrera sacerdotal, que le abre un prometedor futuro eclesiástico. Sin embargo, muy pronto cambia la fe católica por la socialista y se dedica a recorrer Europa aprendiendo y predicando, cual moderno apóstol, las bondades de una nueva doctrina que venía a luchar contra los abusos de los poderosos. Tras varios años desempeñando esa labor, que le provoca múltiples problemas con la justicia, aún joven pero abatido por la enfermedad, regresa con el propósito de pasar en paz lo que le quede de vida, que intuye será poco. 

Allí, en las entrañas de la catedral, se reencuentra con su hermano, realiza los trabajos que su salud le permite y habla a los demás residentes de lo que ha visto por el mundo. Intenta hacerles ver la injusticia que se comete con ellos con el propósito de que despierten de su secular letargo. Pero cuando plantas una semilla en un terreno que no está preparado el resultado puede no ser el esperado. 

Publicada en 1903, La catedral puede parecer más un compendio de tratados sobre música, religión, política, arquitectura e historia de España que una novela. Y es una pena, porque el argumento propuesto es muy interesante, pero queda diluido entre disertaciones que, no por interesantes si la temática te atrae (la descripción que hace en el capítulo 4 sobre la historia de España desde la época musulmana es magistral), dejan de ser excesivas. Su desenlace es brillante, pero hay que armarse de paciencia y fuerza de voluntad para llegar a él. Sucede algo similar a lo que dije en su momento de Mare Nostrum. En ambos casos Blasco Ibáñez perece más preocupado en demostrar su conocimiento que en contarnos una historia que, también en ambos casos, habría tenido el doble de brillantez con la mitad de páginas.

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