El tema representado en este lienzo era muy común en la época. Por entonces se pensaba que la locura se debía a una piedra que se alojaba en el cerebro, y la ingenuidad de quienes así pensaban se unía a la codicia de quienes se ofrecían a extraerla y librarles así de su mal para conformar una escena eminentemente picaresca. Ya hablé aquí de una de las muestras más famosas, que se la debemos a El Bosco. Pero en el Museo del
Prado, además de la del maestro bolduqués, podemos ver esta otra de Jan Sanders van Hemessen que, en 1550, pinta el mismo tema de forma
muy distinta en su obra El cirujano o La piedra de la locura.
A diferencia de la del Bosco, en este caso, la escena tiene lugar en un espacio urbano, seguramente un mercado. La
extracción está en plena acción y es una auténtica piedra, como las que aparecen colgando en el puesto
producto de otras extracciones. Una mujer mayor ayuda al supuesto cirujano, y otra más joven parece
que prepara un medicamento. En el lado opuesto, otro hombre parece esperar su turno en una grotesca
postura.
La crítica aquí la obtiene el autor de la mueca dolorosa del paciente y la risueña del que opera,
dejando así claro que el único interés es el dinero.
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La extracción de la piedra de la locura
Jan Van Hemessen
1550-1555
Óleo sobre tabla
Museo del Prado (Madrid)
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