Existen en el Museo del Prado dos pequeñas joyas que son dos obras maestras de la pintura de paisajes. Se trata de las vistas de la Villa Médici, una de las villas más importantes de Roma, en la que Velázquez vivió dos meses. Realizadas hacia 1630, durante el primer viaje del pintor a la ciudad, Su temática es muy sencilla: describe dos puntos de vista de los jardines de dicha villa.
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Vista del jardín de la Villa Medici (Velázquez) |
En una de ellas podemos ver un arco central con unos personajes a su alrededor observando algo, probablemente las reparaciones que está sufriendo el propio arco, ya que podemos ver el andamiaje que lo cubre. En la otra, un jardinero o un criado parece dirigirse a un caballero mientras al fondo un hombre con capa observa el paisaje y, bajo el arco central, Ariadna duerme convertida en mármol.
¿Por qué son tan importantes si son de temática tan sencilla? En primer lugar por el tema representado, ya que en aquel momento pintar paisajes por sí mismos era una novedad y sólo se les prestaba atención como envoltorio de un tema principal y, en segundo lugar, por la elección de pintar al natural, con la impresión y el realismo del momento y unas pinceladas llevadas directamente al óleo, sin bocetos previos.
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Vista del jardín de la Villa Medici de Roma con la estatua de Ariadna (Velázquez) |
La luz en estas obras está tan perfectamente matizada que recoge los rasgos del momento pintado: el mediodía o las primeras horas de la tarde, queriendo plasmar de alguna manera un momento concreto y la atmósfera que lo envuelve. De esta manera, se anticipa en casi dos siglos al impresionismo
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