Flor-concha es una pequeña obra que representa muy bien el periodo de las flores de Ernst, que se desarrolla entre 1927 y 1929 y que él mismo describe, muy al estilo surrealista, así: “Aparecen las flores, flores de concha, flores de plumas, flores de cristal, flores de tubos, flores de medusas. Todos los amigos se trasforman en flores. Todas las flores se metamorfosean en pájaros. Todos los pájaros en montañas. Todas las montañas en estrellas. Cada estrella se convierte en una casa. Cada casa en la ciudad. Aparecen las flores. Cómo no soy yo esa flor encantadora”.
La flor procede de una invención técnica del propio Ernst que se verifica en 1925: el frotagge. Consiste en poner una hoja de papel sobre una superficie con textura rugosa y pasar un lápiz de grafito blando sobre él para que aparezca la huella del objeto. El frotagge se aplica al dibujo. Para extraporarlo al óleo sobre lienzo, Ernst inventa el gratagge, que consiste en cubrir de diferentes capas de pintura el lienzo, poner éste sobre objetos con textura y raspar con una espátula las capas de pintura. Esto, como el frotagge, le sirve a Ernst como un equivalente de la escritura automática que habían empezado a usar los surrealistas como su fuente fundamental de inspiración. Serían el equivalente plástico del automatismo poético.
Flor-concha
Max Ernst
Óleo sobre lienzo
1927
Museo Thyssen (Madrid)
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