En sus primeros años en la Corte Velázquez crea algunas obras maestras, como El Triunfo de Baco, también conocida como Los borrachos, la primera de carácter mitológico salida de sus pinceles y uno de sus primeros desnudos masculinos. Lo realizó por encargo de Felipe IV poco después de conocer a Rubens y antes de su primer viaje a Italia.
Gracias a la luz, este cuadro se divide en dos mitades: la parte izquierda, en la que destaca el rostro del dios iluminado, y la derecha, en la que destaca lo que parece un grupo de borrachos sumido en un claroscuro evidente. Lo curioso de esta obra es que en ningún momento parece mofarse de los efectos del alcohol sino que Baco, en lugar de celebrar el vino, bendice la acción poética coronando a los creadores con la planta de la hidra.
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