El Jardín de las Delicias (El Bosco) (Parte 1 de 4)

 El Jardín de las Delicias es una de las obras más enigmáticas de la historia del arte. Es una obra que fue creada para contar la historia de la humanidad: creación, paraíso, vida e incluso los castigos más terroríficos. Han sido múltiples las interpretaciones que de ella se han hecho, mucha la literatura que se le ha dedicado y mucho lo que habría que decir de ella. Por eso y porque es uno de mis obras favoritas de la historia del arte, le voy a dedicar no una ni dos ni tres, sino cuatro entradas, que comienzan con esta en la que haré una breve presentación y hablaré del exterior del tríptico. Luego, cada una de sus tablas tendrá su reportaje individual. Así, si no te interesa el tema, ya sabes que puedes pasar de este blog durante las próximas semanas. Estás avisado. 


El cuadro no está firmado y tampoco conocemos su título real. En cualquier caso, no hay ninguna duda de que lo pintó El Bosco (c. 1450-1516). Lo que sabemos acerca del título es que en 1593 Felipe II envió el cuadro al Escorial bajo el nombre de El Madroño, seguramente por la gran cantidad de frutos que aparecen dibujados. Fue en el siglo XIX cuando se empezó a conocer con el nombre de El Jardín de las delicias.

La obra fue encargada por el duque Engelbert II de Nassau con un propósito eminentemente educativo: formar en los valores y principios de la época a su sobrino, el futuro Hendrick III de Nassau, y también a Felipe el Hermoso, cuya educación era supervisada por el Duque y que más tarde acabaría ocupando la Corona de Castilla por su matrimonio con Juana I. Así, sabemos que fue realizada como una obra de estudio para enseñar a los miembros de la Corte de Borgoña, por lo que sería como un libro de lectura mediante el que los hombres más sabios podían sacar conclusiones y debatían acerca de temas políticos, morales y éticos. Todas estas enseñanzas sacadas directamente del tríptico se aplicaban después a la educación del joven gobernante.

Exterior del tríptico


Lo normal era que el tríptico permaneciera cerrado y sólo fuera abierto en ocasiones especiales, por lo que esta es la vista que tendrían habitualmente quienes tuvieran la fortuna de observarlo.

En el exterior podemos leer dos signos de alabanza al Creador: “Él mismo lo dijo y todo fue hecho” en la puerta de la izquierda y “Él mismo lo ordenó y todo fue creado” en la de la derecha. Ambas pertenecen al Libro de los Salmos de David. El sentido de estas frases indica que se va a contar la historia del mundo, que es el resultado del poder de Dios, que todo lo crea. En una de las puertas, a la izquierda del salmo, aparece una imagen de Dios Padre. Su boca emana un rayo de luz que choca con el globo terráqueo produciendo un destello. Es la creación del Mundo según su voluntad.

La Tierra es plana, con agua alrededor y rodeada de una esfera. Esa Tierra está llena de vegetación y todavía es virgen. También podemos observar cómo el cielo se comienza a separar de la tierra y la luz de la oscuridad. Estos datos nos dicen que estamos en el tercer día de la Creación y que, al finalizar éste, se creará el Paraíso Terrenal. Pero, hasta que eso ocurra, el mundo seguirá sin tener habitantes humanos ni luz.

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