Hace casi treinta años (madre mía, cómo pasa el tiempo) que leí por primera vez El capitán Alatriste , el primero de la saga de la que luego irían cayendo todos los demás uno tras otro. Y claro, ahora que Arturo Pérez-Reverte se ha animado a retomar la serie con Misión en París , no he tenido más remedio que comenzar la relectura de los tomos anteriores para refrescar la memoria. Y si ya la primera vez que me acerqué a sus aventuras me gustaron, ahora que tengo mayor bagaje lector y personal, la palabra que mejor puede definir lo que he sentido es fascinación. Porque El capitan Alatriste es una novela de aventuras en la que la aventura es una fantástica excusa que utiliza el autor para hacernos un collage de la sociedad española del siglo XVII. No en vano, el propio Pérez-Reverte confesó en una conferencia que la idea surgió cuando vio un libro de historia de su hija en el que despachaban el Siglo de Oro en apenas un par de páginas, pasando como de refilón por uno de los momento...
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